He descubierto que las musas, a veces son hombres. Tú eres
un hombre musa, porque conviertes el deseo en pasión, la pasión en mar...
Exhalas un sentimiento etéreo, volátil, sublime... Y la
"pasión-alambique", lo atrapa y lo transforma en tinta.
Ese sentimiento es lo suficientemente definible ahora, que
he conseguido atraparlo en tinta, tan cobarde... que huye de mi mano, atraído
por la blancura del papel.
Mágicamente, ya no es tinta, es letra. Era una materia
muerta... y cobró la vida de la comprensión, de la palabra, de lo definido por
una mente abierta... Pasó de mi mente viva, a la tinta fría... para
reencarnarse en tu alma... la que me lo inspiró... Mi sentimiento dejó de ser
mío para depositarse en ti, por este medio... ¡todo magia!
¿Lo ves hombre musa? Eres un poema.
Hombre... eres un poema...
Solo decir hombre, eso ya es poesía.
Eres el poema que fabricaste en el papel de mi cuerpo,
cuando me tocaste... quedando impreso lo vivido por el corazón.
Amaneció el verano, transpirando por cada poro de nuestra
piel. Sabíamos que lo llevábamos dentro. Era nuestra sangre, haciendo subir la
temperatura del aire.
Toqué tu piel cálida, con una temblorosa mano, queriendo
leer el braille de tu patria.
Tú me acariciaste, palpando cada suave curva, el blanco
terciopelo, la espuma del mar; el vientre apacible, como la arena de la playa;
los labios candentes, como los guijarros de la orilla.
Amanece conmigo... amanece, hombre poema.
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