sábado, 19 de marzo de 2011

Me sumerjo en el rio de tu nombre

Me sumerjo en el río de tu nombre.
Nado entre besos soñados y las caricias de seda blanca del perfume de tus manos.
Cedo mi sitio, me levanto de la vieja silla. El crujir de la madera me delata.
Sentada en un rincón, observando sin ser observada, me llevo la mirada repleta de historias de taberna.
Ahora me miras. Creí haber sido aire, agua, transparente.
Sumergida en el río de tu nombre.
No esperes un resumen de la vida salida de mis labios. Lo escucharás pronto, pero no de mí.
Lo escucharás de ella.
Y yo volveré a la mañana con mis brazos repletos de flores. No se cuales.
Y después la miel más dulce traerá el desayuno...
Y se llenará de vida de nuevo la taberna.
Y entre tanto, sigo sumergiéndome en el río de tu nombre.

miércoles, 16 de marzo de 2011

La cocina del Alma

He decidido hacerte un verso de amor; mas, hoy, no cuajan en esta cocina.

Los versos son niños caprichosos. Los versos son como los amantes; si quieres sentir su pasión hay que verse a solas con ellos; sentir la intimidad que os une. Ser cómplices.

Mas, hoy, desde esta cocina, son otros niños y otros hombres los que me hablan. Los niños gritan, el hombre está ausente...

Y mi Alma? Ausente también?...

Ah... sí... la letra me regresa.

Ah... no... la letra del banco me regresa de los brazos de las musas, al mundo consciente. La letra es un pasaje de avión. La letra es un pasaje de vuelta.


El silbido de la olla, es el silbido en un puesto de aduanas. Me repatrian al mundo consciente.


En el horno, algo se quema. Debe ser el romanticismo pegado al molde en forma de corazón; un humo negro sale del amor del horno.

Versos, no cuajan en esta cocina.

El corazón, quemado, termina en la basura.

martes, 15 de marzo de 2011

La partida

No conseguí cerrar los ojos

El repiqueo de la lluvia no me sirvió de nana.

Ni el cansancio ni los sueños me vencieron. Y mi cuerpo trunfante de esta batalla tardía y perdida hace que me levante.

Apenas cierro los ojos y el corazón desbocado me obliga a abrirlos. El corazón y el recuerdo constante de su partida. Los minutos me olbligan a volver la vista hacia el reloj. Los minutos me obligan a contarlos, uno a uno, a sabiendas que serán los últimos.

Intento pensar en besos y relajar mi mente, una y otra vez. Pero esta, a cada instante decide desobedecerme.
Invento sonidos en la noche que me mantienen alerta. Incluso el sonido de la soledad llega hasta mis oídos cansados de forma clara y nítida. Y también me llega el sonido del recuerdo de su partida, que como un martillo, me golpea.

domingo, 13 de marzo de 2011

Para Begoña. Bajo un techo de cerezos.

Quité las viejas maderas roídas de la taberna, teja a teja, las fui retirando todas, una a una, para que entre los cerezos puedas ver el cielo estrellado, y se filtren, tenues y frágiles, los candiles de las estrellas que palpitan un brillo azulado.

La luz, se desprende de la chimenea, cálida, junto ella dos sillas, una para ti, otra para él, que impaciente espera tu llegada con un ramillete de flores caídas y llovidas de los árboles.

No lo hagas esperar, porque esta noche, si no vinieras, volverá el cielo a despertar llorando, junto a la lluvia de nuestros ojos.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Para Cristina

Camina por mi cuerpo con paso firme...

Deja huella en mi piel y que el polvo que desprendes en tu caminar por mi vida y que de mí recoges, se incruste en nuestras almas, como si se tratara del diamante que entre ambos tallamos, como si de esta forma entre los dos forjáramos nuestro propio destino. El uno sobre el otro...  Con este amor creado a mi medida.

Camina por mi vida con paso constante.

Una vez que he conocido tu presencia, no deseo vivir sin el reflejo de tu alma en mi vida. Qué más da si amado o amigo. Qué más da. No deseo que tu vida vuelva a pasar desapercibida ante mis ojos.

Mis pasos junto al río. Desde la Cañada de las fuentes, mi alma llora tu ausencia. Mi alma llora y derrama un río que fluye en tu búsqueda.

Mi alma te extraña, hace manar de la cima de la sierra todo un Guadalquivir. Hace manar lágrimas que huyen raudas en tu búsqueda urgente. Se que allá te encontraré, lo se.

Mis pies volátiles me elevan sobre el parque de Maria Luisa. Tras tu encuentro. Tras tu búsqueda. Tras tus pasos.

Lo se, sólo tu me entiendes… o eso espero.