martes, 17 de julio de 2007

Para mi niño



Mientras caminabas por la calle,
creyéndola dormida,
ella se adornaba
la piel con las caricias
que le regalaba el recuerdo
de un susurro en tu sonrisa.

Recordaba en tu voz,
el cántico de tu risa;

Si la niña no duerme,
¿dónde descansas, vida?
-Descanso en tu corazón...
ahí me verás dormida.

Y mientras la tarde se torna
en el cielo más rojiza,
ella se va preparando,
sabe que en aquella esquina,
él está respirando
el aire que ella respira,
él la está soñando,
ella sabe que en su vida
se le ha hecho importante,
y se le hace de día
cuando la luna asoma
por la luz de su sonrisa.

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