jueves, 2 de agosto de 2007

En moto por el Pirineo Catalán


Día 1. – 19/07/07 – De Figueres a Farga de Moles
Hoy J. Luís se levantó temprano, como últimamente, con el sonido de la alarma.
Comenzamos a preparar el viaje, aunque ya ayer dejé comprado todo lo que creí necesario y, después de dar vueltas a lo que habíamos decidido que debíamos llevar por ser imprescindible, optamos por dejar la mitad, pues no cabían en la moto.
Lo que hemos decidido no llevar por no ser tan imprescindible, o que ya podríamos comprar allí, (No vamos a un lugar incivilizado, sin supermercados), como la crema solar, empezamos a echarlo de menos al poco de salir, (soy muy blanca y me quemo fácilmente).
Nos detuvimos casi media hora por obras, delante del túnel de Colladós. El chico que sujetaba el cartelito de Stop, nos explicó que ahí no hay cobertura para indicarse cuando pueden dar el tráfico al otro punto, de forma que había que esperar que pasara el vehículo-escoba. Y yo, que había decidido ponerme un pantalón corto para que cuando llegara al camping no tuviera las piernas tan blancas, ahora tengo la pierna derecha blanca y la izquierda roja-gamba-ahumada.
El ordenador portátil también lo hemos dejado en casa, después de ver, mirar y estudiar cómo lo llevábamos. El estudio dio un resultado negativo, por supuesto, y de poco ha servido que eligiéramos campings con WIFI. Aunque dejar el portátil nos ha valido para dejar otro material adicional y asociado… es decir, CD, DVD, cargador…
Quería dejarme la cazadora por falta de espacio, pero en el último momento pensé:”Pues, me la pongo, que para eso es una chupa motera del Dani Pedrosa del equipo de Movistar.
Y así salimos: Con las dos mochilas, la tienda de campaña (Pensamos en llevarnos una Quechua, porque pesa menos y se monta y desmonta rápido, pero íbamos a parecer una tortuga ninja si la llevaba a la espalda, porque plegadas son redondas), la maleta de los cascos, los sacos… todo pillado con pulpos, bridas y redes, y yo, a las 12 del medio día, con cuarenta grados, mis pantaloncillos cortos negros y la cazadora del Pedrosa… ¡Ah! Y un pañuelo para que no me resbalaran los sudores por debajo del casco.
Paramos a las 2,30 a picotear en Sant Joan de las Abadesas, más que nada pensando en vaciar las dos botellas de agua isotónica y sacar las patatas y las barritas de cereales y miel ya medio derretida. Por cierto, ¿De qué estarán hechas para que se ablanden con el calor?
Después de que J. Luís me insistiera, enganchamos la chaqueta con la red, sobre la maleta y los sacos. No tuvo que insistirme casi nada, por una vez. Estaba deseando, pero, claro, no podía decirle que tenía razón. ¡Cómo iba a hacer eso, por Dios!
A partir de ahí, casi en Ripoll, el trayecto empezó a ser más llevadero. Dudábamos entre ir a Berga y luego por el túnel del Cadí, pero optamos por subir hasta Puigcerdá por la N152. ¿Para qué ir por el túnel pudiendo ver el paisaje que nos envuelve, si estamos de vacaciones y no tenemos prisa? Todo un acierto. Conforme subíamos al puerto, hacía un fresco y un aire fantástico. Los olores, en moto, son más intensos, de forma que te sientes impregnada del perfume de los pinos, la manzanilla y el romero.
La carretera, estupenda. Siendo de alta montaña, las curvas muy bonitas para disfrutar en la moto, abrazada a tu pareja. Nos cruzamos con moteros a los que saludábamos haciendo la V con los dedos o con ráfagas. Por cierto, no se que significa este saludo. ¿V de victoria sobre los coches? ¿Venceremos los moteros? ¿Vive y deja vivir? ¿V de la forma del doble cilindro?
Coronamos la Collada de Tosas, parando continuamente para sacar fotos del paisaje… o para que pasara las vacas que se cruzan por la carretera. Llegamos a Puigcerdá. El llano se veía inmenso conforme bajábamos el puerto, parando allí a tomar un café en Restaurante el Isard, donde nos cobraron 2,60€ por un solo y un cortado en la barra. Tomé nota del nombre para no volver a parar allí.
Pasamos por al lado de un pueblo llamado Sant Pere. ¡Que verde! Nunca había visto ese tono esmeralda tan intenso en el campo. Llegamos a la Seu d’Urgell y de ahí, si novedad hasta la Farga de Moles, dónde está nuestro primer camping, “La frontera”, por estar casi haciendo frontera con Andorra, a 300m de la aduana.
Después de bajar los “imprescindibles” y guardar lo que no vamos a usar, por ahora, nos fuimos a cenar. Muy rica… y divertida; desde nuestra mesa oíamos discutir a la camarera y al cocinero, y al rato, ya nos enteramos de todo.
Salimos hacia la caravana, pues allí alquilamos una, en vez de usar la tienda, y el chico de recepción, nos salió al encuentro:”Buenas noches, me ha dicho San Pedro que esta noche llueve” Después de nuestra cara de asombro nos aclaró: “¿Ven esos palos en las farolas? Son aspersores y, esta noche vamos a activarlos.”
Total, para redondear, la noche se presenta con lluvia y hermosamente estrellada.
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