viernes, 24 de diciembre de 2010

Para los que añoramos; para la sombra que no me cubre.

En la tenue luz del ocaso, rememorando viejos recuerdos guardados en un cajón de la memoria, ajado de tantos instantes que, en su momento resultaron tan pequeños... y el tiempo los hizo grandes... un cajón reservado para instantes sedientos de paz, de hambre de abrazos amigos...

Momentos donde la mente divaga entre campos preñados de vida y mares añejos y embriagadores, momentos en que mi vía se encuentra en un cruce de caminos.

Hacia donde marchar... hacia dónde...

Hacia el punto donde pueda volver a sacar ese cajón, limpiarle el polvo y mirar, con una sonrisa en los labios, que todo lo que atrás queda, siempre el calidoscopio del tiempo lo embellece.

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