miércoles, 16 de marzo de 2011

La cocina del Alma

He decidido hacerte un verso de amor; mas, hoy, no cuajan en esta cocina.

Los versos son niños caprichosos. Los versos son como los amantes; si quieres sentir su pasión hay que verse a solas con ellos; sentir la intimidad que os une. Ser cómplices.

Mas, hoy, desde esta cocina, son otros niños y otros hombres los que me hablan. Los niños gritan, el hombre está ausente...

Y mi Alma? Ausente también?...

Ah... sí... la letra me regresa.

Ah... no... la letra del banco me regresa de los brazos de las musas, al mundo consciente. La letra es un pasaje de avión. La letra es un pasaje de vuelta.


El silbido de la olla, es el silbido en un puesto de aduanas. Me repatrian al mundo consciente.


En el horno, algo se quema. Debe ser el romanticismo pegado al molde en forma de corazón; un humo negro sale del amor del horno.

Versos, no cuajan en esta cocina.

El corazón, quemado, termina en la basura.

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