martes, 15 de marzo de 2011

La partida

No conseguí cerrar los ojos

El repiqueo de la lluvia no me sirvió de nana.

Ni el cansancio ni los sueños me vencieron. Y mi cuerpo trunfante de esta batalla tardía y perdida hace que me levante.

Apenas cierro los ojos y el corazón desbocado me obliga a abrirlos. El corazón y el recuerdo constante de su partida. Los minutos me olbligan a volver la vista hacia el reloj. Los minutos me obligan a contarlos, uno a uno, a sabiendas que serán los últimos.

Intento pensar en besos y relajar mi mente, una y otra vez. Pero esta, a cada instante decide desobedecerme.
Invento sonidos en la noche que me mantienen alerta. Incluso el sonido de la soledad llega hasta mis oídos cansados de forma clara y nítida. Y también me llega el sonido del recuerdo de su partida, que como un martillo, me golpea.

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