jueves, 3 de agosto de 2006

Se me hacen eternas las horas,
hasta que llegan las ocho.

En la mañana soy un mascarón de proa.

Estatua de madera inerte...
La humedad de tus aguas,
de tu brisa
me alcanza, dándome vida.

Mis manos resecas de salitre
desean tocarte...
mas se que he de esperar a las ocho...

A esa hora,
dejo de ser mascarón de proa
para ser mujer...

Tu voz me llega dulce, amorosa, sensual...
Tu voz crea la magia
que rompe mi hechizo...
Durante media hora.

La hora bruja es para mí las ocho...

Y perduran los susurros
que llenan mis oídos,
que inunda mi corazón de madera,
hasta el día siguiente,
en que espero cual estatua sin vida,
tu llamada... Posted by Picasa

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